miércoles, 27 de enero de 2010

Era negro, 3

Josefina Colmenares tenía como media hora hablando con Paulina Coromoto… nosotros escuchábamos desde más allá, atentos a la rochela, porque por ahí andaba Laurita, la menor de los Peñalozas y la más bonita de todas… era el velorio del padre Jaime, y estábamos afuera e’ la casa, tomando un poco de esa agua bendita que mentan canelita, para el frío, ¿sabe usté? Eso es recomdao’ mucho por los dotores de por aquí. Ya el viejito Eustaquio se había bebio’ como dos bombonas, y estaba tirao’ junto a la acera. Adentro de la casa, el muerto estaba rodeao’ de un poco e’ viejitas que ya llevaban como quince rosarios seguiditos, sin para’ pué. El padre José no nos permitió velar al padre Jaime en la iglesia, nos dijo que eso no estaba permitío’, que si el padre Jaime había pecao’, que si ya no era padre, que si se había condenao’… quería él enterrá al muerto… sin velorio y sin ná.
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El día que murió el finao’ padre Jaime, el cielo se veía rojitico… asina, como si estuviera sangrando… no se veía ni un punto blanco o azul por to’ eso… sólo rojo… y ese frío… como para aguarle el guarapo a cualquiera… fue entonces cuando el padre José nos dijo que quería enterrá al padre Jaime, sin velorio y sin ná. Nosotros dizque por qué y él dizque porque sí… total que la gente quería velá primero al padre Jaime, pa’ despué enterrarlo, pero el padre José estaba ostinao’ con que no lo podíamos velá, por eso es que casi matan al padre José… naiden sabe quién lanzó la primera piedra, pero la gente empezó a lanzá sus piedras contra el padre José… fue entonces cuando llegó el gobierno, nunca había visto tanto soldao’ junto, con sus machetes y sus escopetas… vinieron a rescatá al padre José, y se lo llevaron… desde ese día no hay misa en El Valle… ningún padre quiso venir más.

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