miércoles, 27 de enero de 2010

Era negro, 5

¡Qué lindo se veía el padre Jaime!
Todo el pueblo fue al velorio… querían sabé como fue la muerte del padre Jaime… unos decían que le entró mandinga, el mismísimo diablo en persona… pero eso eran sólo cuentos… vainas de la gente que no saben como pasan las cosas
Yo me había encontrao’ con el padre Jaime unos días antes, siempre nos invitábamos unas cervezas, esa tarde me dijo, con su sonrisa picarona que tan bien le conocía, que sólo podía tomarse dos…
Me pareció, con to’ y sonrisa, mucho más triste que de costumbre. Se puso a hablar del día en que llegó… bonito, me dijo, por eso me quedé, yo iba en verdá pa’ Pueblo Nuevo, pero El Valle me atrapó…
Mientras hablaba, su mirada se ‘esperdigaba por detrás de la barra, como buscando un punto que se le había perdio’ hace tiempo… los ojos llorosos… ¡Coño!, pensé, este padre está medio jodio’.
Empecé a sacarle la conversa, como se dice, pa’ vé’ si aflojaba algo… Me regañaron, Toñito, me dijo, me formaron ese peo… Pero… ¿por qué, padre?… ¡Gua!, porque me puse a decir que Jesús era negro… ¿Y no es verdá eso, padre?… ¡Claro, Toñito!, Jesús es negro, como todos nosotros… ¿y entonces?… Lo que pasa es que en este mundo hay mucho cura catire, Toñito, con sus ojitos azules, y andan por allí diciendo zoquetadas, hablando de un Jesús catirito, ojos azules, con su sotana almidonada, ¡un Jesús too flaquito y raquítico, que de cualquier vaina se cae!… ¿Y así era Jesús, padre? ¡No vale, Toñito! Si Jesús lo que era es tremendo hombre, pelo-en-pecho, como dicen por allí, que trabajaba bastante y tenía la piel tostadita, porque por los laos de Jesús si que hace sol de verdá.
Y cuál Jesús es el mejor, padre… El nuestro, Toñito, el nuestro…
Luego me dijo que lo habían envainado, que alguien le había dicho al obispo que él dizque tenía una mujer por ahí… que si esto… que si aquello… Toñito, me dijo, tú me conoces, ¡coño!, la única mujer de mi vida es la Virgen. Yo creo que me quieren sacar de este pueblo… ¿Por qué, padre?… Porque vivo formándole su peo a Evaristo cada vez que lo veo. Lo que pasa es que él no quiere hacer nada por el pueblo… puro cogerse los riales nuestros.
Déjese de andar hablando por ahí de Evaristo, padre, mire que ése lo puede envainar bien envainado…
¿Qué más envainado quieres que esté, Toñito? Ese cabrón me dio por donde más me duele, si me sacan de aquí, me moriré.

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